R: Siendo realistas, no.
Biológicamente, las posibilidades de efectos a largo plazo son extremadamente pequeños.
BREVE RESUMEN: Los efectos secundarios graves de la vacuna son extremadamente raros y ocurren horas o días después de la vacunación, no meses o años.
El riesgo de infección y los efectos a largo plazo en la salud a causa de la infección por COVID-19 son altos y muy reales.
Nosotros en verdad entendemos el sentimiento detrás de esta pregunta bastante común sobre las vacunas. Después de todo, las vacunas se han desarrollado a “Velocidad Warp” y solo hemos realizado un seguimiento en las personas durante un período breve. ¿Cómo podemos estar seguros de que no hay efectos secundarios a largo plazo de la vacuna?
Si bien las Nerdy Girls continúan enfatizando que la ciencia es un *proceso* y no una respuesta específica, el proceso científico ha brindado datos que pueden calmar nuestras mentes sobre los efectos desconocidos a largo plazo.
Recuerde: La ciencia se ocupa de probabilidades relativas, no de certezas absolutas.
Si bien no podemos saber las cosas sobre el futuro con absoluta certeza, podemos estimar la probabilidad de que sucedan las cosas en función de todos los datos disponibles y tomar decisiones más adecuadas.
Por ejemplo, cada vez que sale de su casa, no está seguro de que no le caerá un rayo, pero evalúa que la probabilidad es muy baja y, por lo tanto, los beneficios de salir de la casa superan el riesgo.
Del mismo modo, hemos aprendido bastante de la larga historia de la ciencia de las vacunas. La mayoría de los efectos secundarios de la vacuna ocurren *muy pronto* después de la vacunación, en minutos u horas (reacciones alérgicas) o en días / semanas (fiebre, dolores en el cuerpo).
Los eventos adversos graves son muy raros. Los ensayos actuales han enrolado a decenas de miles de participantes desde marzo de 2020, por lo que hemos tenido mucho tiempo para ver reacciones. No se observaron graves eventos adversos en los ensayos de Pfizer y Moderna, y hasta el momento solo se han observado una pequeña cantidad de reacciones alérgicas tratables de los millones de vacunas implementadas.
Pero ¿no han habido efectos a largo plazo de las vacunas antes?
Históricamente, la aparición de efectos “latentes” o a largo plazo de las vacunas que aparecen mucho más tarde sólo se han observado *muy raramente* en las vacunas que utilizan virus vivos, incluyendo la vacuna oral contra la poliomielitis (OPV por sus siglas en inglés) y las vacunas vivas contra la varicela. La varicela es un tipo de virus del herpes, los cuales son especiales porque pueden sufrir una latencia y luego reactivarse en el cuerpo – piense en el herpes zóster y el herpes labial. En particular, este tipo de reactivación es mucho más común por la infección por varicela que por la vacunación.
Las actuales vacunas de Pfizer y Moderna (ARNm) NO CONTIENEN virus en lo absoluto. Contienen instrucciones para producir una sola proteína a partir del SARS-CoV-2 que provoca una respuesta inmunitaria para reconocer y responder rápidamente si se encuentra con el virus en la vida real . Por lo tanto, NO hay posibilidad de que el virus permanezca latente y se reactive como el herpes zóster…porque la vacuna no contiene el virus.
El ARNm desaparece muy rápidamente del cuerpo (en unas horas), como un mensaje de Snapchat que desaparece. Esto significa que no hay ARNm dentro del cuerpo que pueda causar problemas inesperados más adelante – muy diferente de un medicamento que se puede tomar regularmente durante meses o años.
Un posible efecto a largo plazo es un fenómeno llamado “Mejora Dependiente de Anticuerpos” (o ADE por sus siglas en inglés). Esto ocurre cuando los anticuerpos de una infección o vacuna realmente empeoran la infección posterior con otro tipo. La reinfección por el virus del dengue es el principal ejemplo de este fenómeno. En la década de 1960 se observó una ADE inducida por vacuna para el virus respiratorio sincitial (VSR), pero esto se detectó en el ensayo y, por lo tanto, nunca se presentó para su aprobación para la población general. Una vacuna temprana contra el sarampión en la década de 1960 también mostró alguna evidencia de ADE y fue retirada, y las vacunas posteriores no causaron ADE. Los científicos han estado buscando una ADE en el SARS-CoV-2 (el virus que causa COVID-19), pero no se han observado evidencia de ADE para el SARS-CoV-2, ya sea en los ensayos de vacunas o por reinfección natural. Dado que ya ha habido tantas exposiciones entre los vacunados o infectados con anterioridad, sería extremadamente improbable que no se hubiera detectado tal ADE.
El síndrome de Guillain-Barré (GBS, por sus siglas en inglés) es un trastorno poco común en el que el sistema inmunológico del cuerpo daña las células del sistema nervioso y puede causar debilidad o parálisis muscular temporal. El síndrome generalmente sigue a una “infección” viral o bacteriana pero en casos raros puede seguir a la vacunación (después de días o semanas, no meses). La mayoría de las personas se recuperan completamente del GBS. NO se han reportado casos de GBS en ninguno de los ensayos de la vacuna COVID-19.
EN RESUMEN:
Los efectos a largo plazo de las vacunas son extremadamente raros. La mayoría de los efectos secundarios o eventos adversos ocurren en horas o días.
Las vacunas no se quedan en su cuerpo como los medicamentos que toma repetidamente.
El riesgo de infección natural es mucho mayor que el riesgo de efectos secundarios extremadamente raros.
Además del riesgo de enfermedad a corto plazo, hospitalización o muerte, recuerde los efectos potenciales a largo plazo de la infección por COVID que incluyen: fatiga crónica, confusión mental, coágulos de sangre, daño cardíaco, pulmonar y renal.
El efecto a largo plazo más común de las vacunas es la inmunidad y la protección contra las enfermedades.
Cuerpo sano, mente sana.
~ Las “Nerdy Girls”
#QueridaPandemia #vacunas #EfectosSecundarios
Enlaces adicionales:
Información acerca de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer-BioNTech
Información acerca de la vacuna contra el COVID-19 de Moderna
Autorización de Uso de Emergencia (EUA) de la vacuna contra la COVID-19 de Moderna