Hoy tenemos un post invitado del estimado demógrafo mexicano José Manuel Aburto, Universidad de Oxford
P: ¿Se están EXAGERANDO o SUBESTIMANDO las muertes por COVID-19? ¿Es posible que muchas de estas personas hubieran muerto si la pandemia no hubiera ocurrido?
R: El número de muertes es ALTO
Lo más probable es que las muertes por COVID-19 sean más de las que pensamos.
Es cierto que algunas muertes atribuidas a COVID-19 hubieran ocurrido durante este periodo incluso si la pandemia no hubiera acontecido. Nosotros tenemos una forma de estimar este escenario al cuantificar lo que llamamos ‘EXCESO DE MORTALIDAD’. El exceso de mortalidad se refiere al número de muertes por encima o por debajo de las que esperaríamos observar basándonos únicamente en información de años previos.
Sabemos que el número de muertes atribuidas a COVID-19 no es totalmente preciso. Al principio de la pandemia, las pruebas eran menos comunes y por lo tanto algunas muertes ocasionadas por la COVID-19 fueron atribuidas a otras causas. En América Latina, donde no hubo estrategias concretas ni pruebas masivas, es aún más difícil establecer un número confiable de muertes por la pandemia.
Al cuantificar el ‘exceso de mortalidad’ se pueden eliminar algunos de desafíos; es decir, se contabiliza la mortalidad TOTAL durante la pandemia, sin tomar en cuenta la causa en los certificados de defunción, y se compara con lo que hubiese ocurrido siguiendo la tendencia de muertes en el mismo periodo en años previos.
Una de las ventajas de cuantificar el ‘exceso de mortalidad’ es que potencialmente incluye las muertes ‘directas’ por COVID-19 que no fueron registradas como tal, especialmente en contextos donde no existen estrategias efectivas de pruebas. Asimismo, el ‘exceso de mortalidad’ incluye las muertes ‘indirectas’ de la pandemia; por ejemplo, por la saturación de los hospitales o por postergar el tratamiento de otras enfermedades.
El ‘exceso de mortalidad’ es, por lo tanto, un indicador muy útil para evaluar el impacto de la pandemia sobre la mortalidad. Sin embargo, requiere información que no está disponible de manera abierta, efectiva y oportuna en la mayoría de los países en desarrollo. Por ejemplo, en América Latina sólo un puñado de países cuenta con esta información, e incluso en aquellos países donde ésta disponible ésta viene con muchas limitaciones incluyendo un subregistro de muertes.
La Secretaria de Salud de México, uno de los países más afectados por la pandemia, registró entre marzo y agosto de 2020 un exceso de mortalidad del 57.5%; es decir, más de 137 mil defunciones de las que se esperaban en este periodo. Sin embargo, sólo 51,859 muertes fueron registradas con resultados positivos de infección por SARS-COV-2. Durante ese periodo, el grupo de edad entre 45 y 64 años fue el más afectado con casi el doble de muertes esperadas.
En Estados Unidos, del final de enero a principios de octubre, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades estimaron un exceso de mortalidad de 299,028. De éstas, solo 198,081 fueron oficialmente registradas como muertes de COVID-19. Esto significa que el verdadero efecto de la pandemia puede ser cercano a 50% más de lo reportado oficialmente. Lamentablemente, el exceso de muertes también refleja las diferencias raciales / étnicas observadas en la mortalidad por COVID-19, y los hispanos tienen el mayor aumento porcentual en el exceso de muertes (53.6%).
Tanto en Estados Unidos como en México los grupos más afectados por la pandemia son los adultos mayores. Sin embargo, uno de los resultados inesperados es que los grupos de edades relativamente jóvenes también han sido afectados de manera significativa. Por ejemplo, en Estados Unidos el grupo con el mayor porcentaje de incremento de muertes relativo a años anteriores fue el grupo entre 25 y 44 años. Estos números ponen en tela de juicio la noción de que sólo los adultos mayores están en riesgo ante la COVID-19
¿Entonces, de qué murió la gente que no se registró como COVID-19? ¿Cómo podemos saber si el exceso fue debido a COVID-19?
No podemos saber con certeza hasta qué punto el exceso de mortalidad se debe a errores en el registro de defunciones por COVID-19 o a muertes indirectamente relaciones con la pandemia (por ejemplo, por disrupciones en los servicios de salud o falta de tratamiento de condiciones crónicas). Sin embargo, el exceso de mortalidad siguen de manera cercana la progresión del virus, lo que lo hace un indicador valioso.
*EN BREVE*
Para aquellos que están preocupados por subestimar el número de muertes por COVID-19 o contar aquellas personas que contrajeron el virus y que hubieran muerto de cualquier forma…
El EXCESO de mortalidad toma en cuenta esto y sólo contabiliza muertes POR ENCIMA DE LAS QUE SE ESPERABAN. Por lo tanto, nos da una perspectiva más precisa del efecto de la pandemia de la COVID-19 sobre la mortalidad.
Para más información en español:
Exceso de mortalidad en México
Exceso de mortalidad en América Latina
En inglés: